
Y es que hay que ir desmontando y montando de nuevo porque ya no sabemos dónde poner las cosas. Vivir y trabajar en el barco es dificultoso; al principio te desesperas pero poco a poco consigues acostumbrarte.
Por suerte, contamos con el espacio del pañol; bueno, en realidad de los pañoles, porque el de Fran y Salvador los tenemos invadidos.

También hemos colocado los stoppers de todos los cabos reenviados a la bañera, cosa que ha supuesto desmontar los techos del camarote de popa.

Las modificaciones del balcón de popa que vamos a hacerle exigían tener que destensar los guardamancebos y quitar los dos candeleros más próximos a la bañera. Previamente se han tenido que desmontar los armarios de la popa. Mejor no mostrar imágenes del estado caótico del interior del barco.

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